¿Qué es el reducentarianismo y su relación con el azúcar orgánico?

El reducetarianismo es una corriente que busca mejorar la salud humana, proteger el medio ambiente y evitar la crueldad animal reduciendo el consumo de productos de origen animal. Por otro lado, la justicia es distribuir beneficios y responsabilidades de forma ecuánime y estos dos principios cuando se aplican a la producción de azúcar en el mundo, pueden generar cambios significativos hacia un mundo más consciente.
Hacer un balance entre cuál es el valor agregado o el beneficio de preferir un producto como el azúcar procedente de cultivos orgánicos, y la responsabilidad tanto de productores y consumidores en el impacto ambiental y social del proceso productivo de un ingrediente alimentario tan importante a través del tiempo es clave, sobretodo en este momento en el que muchas corrientes demonizan el azúcar, sin tener en cuenta su rol a nivel económico, social y ambiental.
En el proceso de producción se resalta la importancia de los vínculos entre comunidades rurales, en este caso beneficiarias del empleo generado en los cultivos orgánicos de caña de azúcar, y los grandes centros de consumo urbano, para quienes el azúcar es parte de su canasta básica de alimentos.
Por eso como industria, queremos visibilizar la forma cómo la agroindustria del azúcar promueve territorios y regiones funcionales que contribuyen al uso eficiente de los recursos y la protección de los ecosistemas (Unidad de Planeación Regional y Metropolitana, Departamento de Planeación y Diseño Urbano, 2019).
 
La forma como la cadena productiva de alimentos reparte bienes a las personas, a su entorno medioambiental y a su calidad de vida y por otra parte, los cambios en la dieta asociados a las condiciones de vida en zonas urbanas, definen la demanda de ciertos alimentos afectando la cadena de valor en sus procesos productivos (Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Urbano Sostenible, 2015).  La responsabilidad comienza desde quienes trabajan en los cañadulzales hasta los consumidores, e incluyen, entre otros factores, su estado nutricional y de salud (Resnik, 2022), condiciones en las que el consumo consciente de azúcar orgánica tiene un papel fundamental.
 
La justicia ambiental ha incorporado, hoy día, el debate sobre la resiliencia local y global de las comunidades al cambio climático, teniendo en cuenta variables cualitativas, relacionados a dinámicas de socioeconómicas, culturales y étnicas de las poblaciones involucradas (Bowser & Cid, 2020). Desde un enfoque bioético, también modelos económicos como la globalización y los procesos migratorios campo-ciudad, han generado responsabilidades ambientales en cuanto que rezagaron la ruralidad y con ello una desproporcional distribución de recursos y mayor desigualdad (JA, 2013).
La cadena de producción de azúcar orgánica  vincula servicios ambientales, prestación de servicios sociales, económicos y de alta calidad como también los procesos de siembra, producción,  almacenamiento, procesamiento, comercialización y embalaje;  ayuda a reducir las desigualdades generadas en la brecha socioeconómica campo/ciudad, agricultor/consumidor. Esto se observa en los datos que arroja la producción cañera en Colombia en donde, en un enfoque de justicia ambiental, se ha impulsado la generación de vínculos entre lo rural y lo urbano, uniendo en un continuo estos eslabones de la cadena agroalimentaria.
 Una forma de comenzar a unir lo rural con lo urbano, el agricultor con el consumidor, es justamente reforzando y haciendo visibles los vínculos que existen entre unos y otros; ayuda a construir comunidad, con base en esas interacciones entre distintos, con los otros, y así hacer consciencia de los intereses/responsabilidades que comparten, aceptando que tienen algo en común. Se trata no sólo de producir toneladas de azúcar, sino toneladas de capital social puente, identidades comunes, se hace de manera justa y se promueve el contacto intergrupal para evitar una fragmentación peligrosa de la sociedad y por el contrario, se generen beneficios adicionales en capital económico, social y político. En este sentido, la producción orgánica de caña de azúcar, crea vínculos que aumentan los beneficios y comparte responsabilidad ambientales.
 
En Colombia, el cultivo de caña de azúcar, es uno de los más importantes como generadores de empleo después del café. La producción orgánica de Ingenio Providencia, ocupa aproximadamente 3750 hectáreas rodeados de guaduales nativos y pequeñas áreas de bosque seco tropical, reflejo de la biodiversidad del paisaje Vallecaucano; la funcionalidad de estas barreras vivas, es salvaguardar el cultivo de residuos agroquímicos utilizados en siembras aledañas, mientras sirven de hábitat de la gran biodiversidad de aves silvestres asociadas al bosque. Otro ejemplo de práctica responsable que asume quien produce caña orgánica, es abonar sus cultivos con residuos de otros eslabones de la cadena productiva (bagazo de caña, ceniza, vinaza, hoja y torta de filtro o cachaza), y liberación de insectos benéficos para el control de plagas y enfermedades.
 
Durante más de 20 años, este manejo orgánico responsable ha generado no sólo beneficios para la salud del suelo, mejorando la fertilidad, sino además vincula la comunidad rural de los alrededores generando más empleo para prácticas sostenibles como deshierbar manualmente.

El rol del Ingenio Providencia en la lucha por la justicia ambiental a nivel mundial

La producción de azúcar de caña en Colombia es un sector importante en la agroindustria nacional y mundial: en el Valle del río Cauca (Cauca, Valle, Caldas, Risaralda y Quindío) hay 244.000 hectáreas plantadas; el 75 % pertenece a cerca de 7500 cultivadores, o sea pequeñas propiedades, y sólo el 25 % a los ingenios (Herrera, 2022). Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), el sector privado puede hacer una importante contribución a los procesos para la consolidación de la paz, la inclusión, el avance del estado de derecho y la eliminación de la corrupción, especialmente para grupos poco representados y en la intensión de asegurar que nadie se quede atrás (CEPAL, 2019).
 
Una biosfera sostenible, integrando a la especie humana, ha guiado la justicia climática, creando grupos interdisciplinarios que involucran todas las partes interesadas de la comunidad científica, que conduzcan a soluciones ambientales (Bowser & Cid, 2020). Por supuesto, se necesitan acciones concretas de las empresas del sector privado y los gobiernos para combatir el cambio climático, pero los consumidores en si mismos son un empresas (Habib, White, Hardisty, & Zhao, 2021).

eslabón importante en la solución de los problemas; el comportamiento individual como consumidores eco-amigables, define las decisiones que resultan en la mitigación del impacto negativo en el cambio climático y que pueden estar influenciadas por grandes empresas (Habib, White, Hardisty, & Zhao, 2021).
 
Un estudio realizado en la Universidad British Columbia en Vancouver, Canadá, categorizó las estrategias para cambio de comportamiento como consumidores en 5 factores psicológicos: Influencia Social (relativo a las “normas”), Hábitos, Autopercepción (autoeficacia), sentimiento y conocimiento (relativo a los efectos negativos), y efectos tangibles.  A menudo confiamos en nuestro nivel de conocimiento para tomar decisiones frente a una acción en pro del medio ambiente, y es común creer que los procesos sostenibles no son tan eficaces frente a la forma como siempre se ha hecho el mismo producto (Bowser & Cid, 2020), pero estos 5 factores, son rutas para la comunicación que pueden influir significativamente en los cambios de comportamiento de los consumidores y su dieta, inspirados en el reducetarianismo.

Conclusión

Bajo el principio de Justicia, consumir azúcar orgánica ayuda a forjar un destino saludable y sustentable común para nuestra sociedad, a construir valores compartidos y, a crear comunidad, vínculos desde lo rural hasta lo urbano. Entender este principio, uno de los que 5 que contempla la tendencia Reducetariana aplicado a la producción de azúcar orgánica y liderada en Colombia por Ingenio Providencia, contribuye a generar un ambiente donde los insumos orgánicos y las prácticas agrícolas sean propias, un laboratorio de conocimiento y sostenibilidad, minimizando las huella de carbono y la huella hídrica, relacionadas con la labor agronidustrial azucarera.

NOTA. Los artículos científicos referidos a lo largo de esta campaña son de libre distribución. Para obtener cualquiera de ellos puede solicitarlo escribiendo a comunicaciones@functionalcorp.com. Si desea mayor información no dude en contactarnos.